Por: Ximena López Orihuela
Este 5 de marzo, diversas partes de la Ciudad de México amanecieron blindadas con muros metálicos de varios metros de altura, ante la espera de protestas durante el próximo lunes 8 de marzo, día internacional de la mujer. Las quejas y comentarios de indignación por parte de las mujeres no tardaron en llegar, causando revuelo en redes sociales a través de hashtags como #AMLOtemealasmujeres #NingúnAgresorEnElpoder y #SeVaACaer.
El presidente Andrés Manuel López Obrador desde su gira en Yucatán, afirmó que la colocación de estas vallas “no es por miedo” sino que es por protección de las manifestantes y de los edificios históricos. Asimismo, señaló que cuando pintan los edificios “cuesta mucho limpiarlos” porque se debe obtener la aprobación del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y “no se puede estar afectando la cantera, ni las piedras de estos edificios” por lo que “es mejor protegerlos”.
Si así como se protegen los edificios y las piedras, se protegiera a las mujeres en México, el gobierno no se vería en la necesidad de poner paredes de metal para contener manifestaciones de personas que han perdido a sus seres queridos o ellas mismas se han visto afectadas por la violencia de género.
Este sábado diversas colectivas han comenzado a organizarse para intervenir las vallas con la leyenda “víctimas de feminicidio” y los nombres de mujeres que han sido asesinadas de esa manera. También se está convocando a ir el día de mañana, 7 de marzo, a colocar flores en el muro y a intervenir las paredes de distintas formas. Esto demuestra la resiliencia de las mujeres y su fortaleza para seguir luchando por los derechos que les corresponden.